Editorial Padre Andrés Moro marzo 2018

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Editorial Padre Andrés Moro marzo 2018

Querida familia Puente:

Me atrevo a dirigirme a cada uno y a cada una de ustedes así porque ya son 22 años que llevamos compartiendo con tantos y tantas de ustedes los sueños y las esperanzas, sin dejar de lado los fracasos y los dolores, de cientos de estudiantes y de sus familias que han encontrado en nuestra fundación un espacio de acogida, escucha, apoyo y sobre todo aliento, para lograr hacer realidad sus proyectos, de estudio primeramente, y los profesionales al salir de la educación superior como los profesionales con valores que Puente ayuda a plasmar en tantas carreras y proyectos. Con orgullo y como una tremenda responsabilidad podemos decir que hemos aportado con más de 450 profesionales con el sello Puente a Chile.

Desde que se creó la fundación han ido cambiando las condiciones y la accesibilidad a la educación superior. Hoy la gratuidad para muchos estudiantes y sus familias es una gran oportunidad para lograr el sueño de una carrera que sus padres y sus abuelos vieron siempre como una meta imposible. Lamentablemente, siguen existiendo brechas en el acceso para los jóvenes provenientes de quintiles más bajos v/s los más altos, y a esto se agregan los datos de fracaso en los años de carrera, los cuales no han variado tanto en estos 22 años y todavía cuatro de cada diez estudiantes no terminan su carrera y en el caso de los estudiantes menos favorecidos ese porcentaje sube.

Por eso es tan importante lo que aporta la fundación a sus 155 estudiantes cada año. En lo económico, a los jóvenes en situación de alta vulnerabilidad social no les basta tener pagado el arancel con la gratuidad, es sin duda una gran oportunidad, pero deben tener recursos que sus familias muchas veces no pueden financiar para poder mantenerse en la educación superior, deben tomar transporte, alimentarse y comprar materiales. Por otro lado, es muy importante también el apoyo en escucha, apoyo psicopedagógico, psicológico cuando se requiere, talleres formativos, tutorías académicas y una serie de herramientas que hacen que de cada 100 jóvenes que inician su camino con nosotros podemos ver egresados y ya profesionales a 97 de ellos. Ese es el sello Puente que esperamos nunca perder.

Cada aporte, cada socio nuevo que nos ayudan a conseguir, cada iniciativa que es apoyada con entusiasmo, son alientos para no bajar los brazos en esta tarea titánica muchas veces, pero que tiene la primera semana de enero cada año su mejor recompensa cuando vemos a quienes egresan de nuestra fundación convertidos en hombres y mujeres maravillosos.

A fines de marzo se incorporarán a nuestra fundación los cerca de 50 jóvenes que empiezan su aventura con nosotros. ¡Cómo nos gustaría que fueran muchos más! Con su apoyo estamos abiertos a seguir transformando Chile en una tierra de oportunidades y de igualdades.

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